DESOCUPACCIONS
2005-present. Work in progress.︎︎︎ Preguem ONLINE BOOK
︎︎︎ El Rayo que no Cesa ONLINE BOOK
“Alguna vez hemos vivido esa experiencia de la ausencia de la palabra; una experiencia sin remiendos, en la que todo es continuo. El sueño último de un lenguaje ideal, un lenguaje que lo diga todo simultáneamente, empieza, quizá, con el recuerdo de ese estado carente de recuerdos.”
(John Berger, Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos.)
“Inversamente, las cosas que no son nada, son algo cuando se las padece. Hasta el vacío, hasta la ausencia cobra carácter positivo y se asemeja a la presencia hasta convertirse en su promesa. El hueco del ser despertó en la mente griega la idea del ser, el vacío de las cosas y el de los dioses.”
(Maria Zambrano. El hombre y lo divino)
Sota el nom genèric de Desocupaccions agrupem moltes peces textuals que han estat buidades total o parcialment mitjançant forats i cobertures. Llibres, llibretes, cartes... s’han sotmès, sempre de forma sempre performativa, a l’acció del buidat, sense disseny previ, a la recerca d’una experiència amb el text, desdient-lo, desocupant-lo de paraules, desocupant-lo de sí mateix.
Els llibres foren els primers; van inaugurar aquest mètode de treball. De fet, el buidat de llibres va ser la primera acció performativa del work in progress
Kenosi, un eix troncal en el nostre treball. Les noves llibretes segueixen essent llibretes personals, lligades afectivament a nosaltres. La calidesa de les textures obtingudes, la forma de recrear les pàgines- amb uns materials càlids i senzills (pintura, goma d’esborrar, rastres de grafit,... ) ens porten de nou a la llengua materna: la pintura origen de la nostra creació artística. Aquí hi trobem una connexió íntima en el medi, un retornar a la veu inicial.
Molt més personal és el treball amb textos propis. Entre aquests hi trobem llibretes personals, esborrades amb goma d’esborrar o tapades amb productes diversos, sotmeses a la deriva del pas del temps per a ser viscudes d’una forma nova. Desfer per fer, destruir per a construir, extreure per a trobar. Les noves llibretes segueixen essent llibretes personals, lligades afectivament als autors. La calidesa de les textures obtingudes, la forma de recrear les pàgines amb uns materials càlids, senzills i de manufactura pictòrica i del dibuix (pintura, goma d’esborrar, rastres de grafit,... ) porten als autors de nou a la llengua materna: la pintura origen de la seva creació artística. Aquí una connexió íntima en el medi, un retornar a la veu inicial.
Les cartes i els escrits personals dirigits a algú altre en un moment determinat de les nostres biografies, constitueixen les peces més radicals i extremes de desocupaccions. Hem exterminat literalment el text, el relat, l’obra escrita. Hem despullat els fulls deixant solament l’espai no ocupat, espai que estructura els buits creats i sosté les finestres creades en extraure el text.
En tota la sèrie, l’acció de desocupar és un sacrifici. Es dóna mort a la paraula, fent-la desaparèixer. Hi ha la necessitat de respirar en cada plana, de desallotjar, treure, però també desabrigar, despullar, exposar, desposseir... obrir i obrir-se.
“Como la situación del hombre moderno es la de la soledad, el aislamiento, consecuencia del vivir según la conciencia, nos figuramos que el sacrificio es una entrada en el orden de la realidad. Pero el hombre que descubrió el ritual de cualquier sacrificio, no necesitaba entrar en la realidad, sino salir; era soledad, libertad, lo que necesitaba ganar. El sentido “práctico” del sacrificio debió ser un dar lugar a una especie de “espacio vital” para el hombre; por medio de un intercambio entregar algo para que se le dejara el resto. (…) la función del sacrificio era múltiple, pero tenía principalmente un fin: suscitar una manifestación. (…) instantes marcados por la aparición de los dioses, cuando al fin, cediendo al sacrificio, se dejaban ver.”
(Maria Zambrano. El hombre y lo divino)
(ESP)“Alguna vez hemos vivido esa experiencia de la ausencia de la palabra; una experiencia sin remiendos, en la que todo es continuo. El sueño último de un lenguaje ideal, un lenguaje que lo diga todo simultáneamente, empieza, quizá, con el recuerdo de ese estado carente de recuerdos.”
(John Berger, Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos).
“Inversamente, las cosas que no son nada, son algo cuando se las padece. Hasta el vacío, hasta la ausencia cobra carácter positivo y se asemeja a la presencia hasta convertirse en su promesa. El hueco del ser despertó en la mente griega la idea del ser, el vacío de las cosas y el de los dioses.”
(Maria Zambrano. El hombre y lo divino).
Bajo el nombre genérico de Desocupacions (Desocupaciones) agrupamos muchas piezas textuales que han sido vaciadas total o parcialmente mediante agujeros y cuberturas. Libros, libretas, cartas… se han sometido, siempre de forma performativa, a la acción del vacío, sin diseño previo, buscando una experiencia con el texto desdiciéndolo, desocupándolo de palabras, desocupándolo de sí mismo.
Los libros fueron los primeros; inauguraron este método de trabajo. De hecho, el vaciar libros fue la primera acción performativa del work in progress Kenosi, un eje troncal de nuestro trabajo. Ni la desafección, ni los vínculos emocionales se han entretejido en la creación de estas obras; los textos escritos por otros permiten vivir una distancia emocional y pueden ser tratados con más cuidado. En los libros podemos encontrar palabras, frases, párrafos…, que, como ruinas de restos arqueológicos, remiten al pasado; palabras que sobreviven al vaciado y quedan congeladas en el tiempo.
Mucho más personal es el trabajo con textos propios. Entre éstos encontramos libretas personales, borradas con goma de borrar o tapadas con productos varios, sometidas a la deriva del paso del tiempo para ser vividas de una nueva forma. Deshacer para hacer, destruir para construir, extraer para encontrar. Las nuevas libretas siguen siendo libretas personales, vinculadas afectivamente a nosotros. La calidez de las texturas obtenidas, la forma de recrear las páginas con unos materiales cálidos, sencillos(pintura, goma de borrar, rastros de grafito…) nos conduce de nuevo a la lengua materna: la pintura, origen de nuestra creación artística. Aquí hallamos una íntima conexión con el medio, un retorno a la voz inicial.
Las cartas y los escritos personales dirigidos a alguien en un momento determinado de sus biografías, constituyen las piezas más radicales y extremas de desocupaccions. Aquí hemos exterminado literalmente el texto, el relato, la obra escrita. Hemos desnudado las hojas, dejando solamente el espacio que estructura los vacíos creados y sostiene las ventanas creadas al extraer el texto. Necesidad vital del desvestir los relatos, desocupar del todo la hoja, liberarse de las palabras dichas para poder vivir el vacío y el silencio dando por muerto el relato y los afectos vinculados que sostenían aquellos escritos.
En toda la serie, la acción de desocupar es un sacrificio. Es dar por muerta la palabra, haciéndola desaparecer. Hay la necesidad de respirar en cada plano, de desalojar, sacar, pero también desabrigar, desnudar, exponer, desposeer… abrir y abrirse.
“Como la situación del hombre moderno es la de la soledad, el aislamiento, consecuencia del vivir según la conciencia, nos figuramos que el sacrificio es una entrada en el orden de la realidad. Pero el hombre que descubrió el ritual de cualquier sacrificio, no necesitaba entrar en la realidad, sino salir; era soledad, libertad, lo que necesitaba ganar. El sentido “práctico” del sacrificio debió ser un dar lugar a una especie de “espacio vital” para el hombre; por medio de un intercambio entregar algo para que se le dejara el resto. (…) la función del sacrificio era múltiple, pero tenía principalmente un fin: suscitar una manifestación. (…) instantes marcados por la aparición de los dioses, cuando al fin, cediendo al sacrificio, se dejaban ver.”
(Maria Zambrano. El hombre y lo divino)
(John Berger, Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos).
“Inversamente, las cosas que no son nada, son algo cuando se las padece. Hasta el vacío, hasta la ausencia cobra carácter positivo y se asemeja a la presencia hasta convertirse en su promesa. El hueco del ser despertó en la mente griega la idea del ser, el vacío de las cosas y el de los dioses.”
(Maria Zambrano. El hombre y lo divino).
Bajo el nombre genérico de Desocupacions (Desocupaciones) agrupamos muchas piezas textuales que han sido vaciadas total o parcialmente mediante agujeros y cuberturas. Libros, libretas, cartas… se han sometido, siempre de forma performativa, a la acción del vacío, sin diseño previo, buscando una experiencia con el texto desdiciéndolo, desocupándolo de palabras, desocupándolo de sí mismo.
Los libros fueron los primeros; inauguraron este método de trabajo. De hecho, el vaciar libros fue la primera acción performativa del work in progress Kenosi, un eje troncal de nuestro trabajo. Ni la desafección, ni los vínculos emocionales se han entretejido en la creación de estas obras; los textos escritos por otros permiten vivir una distancia emocional y pueden ser tratados con más cuidado. En los libros podemos encontrar palabras, frases, párrafos…, que, como ruinas de restos arqueológicos, remiten al pasado; palabras que sobreviven al vaciado y quedan congeladas en el tiempo.
Mucho más personal es el trabajo con textos propios. Entre éstos encontramos libretas personales, borradas con goma de borrar o tapadas con productos varios, sometidas a la deriva del paso del tiempo para ser vividas de una nueva forma. Deshacer para hacer, destruir para construir, extraer para encontrar. Las nuevas libretas siguen siendo libretas personales, vinculadas afectivamente a nosotros. La calidez de las texturas obtenidas, la forma de recrear las páginas con unos materiales cálidos, sencillos(pintura, goma de borrar, rastros de grafito…) nos conduce de nuevo a la lengua materna: la pintura, origen de nuestra creación artística. Aquí hallamos una íntima conexión con el medio, un retorno a la voz inicial.
Las cartas y los escritos personales dirigidos a alguien en un momento determinado de sus biografías, constituyen las piezas más radicales y extremas de desocupaccions. Aquí hemos exterminado literalmente el texto, el relato, la obra escrita. Hemos desnudado las hojas, dejando solamente el espacio que estructura los vacíos creados y sostiene las ventanas creadas al extraer el texto. Necesidad vital del desvestir los relatos, desocupar del todo la hoja, liberarse de las palabras dichas para poder vivir el vacío y el silencio dando por muerto el relato y los afectos vinculados que sostenían aquellos escritos.
En toda la serie, la acción de desocupar es un sacrificio. Es dar por muerta la palabra, haciéndola desaparecer. Hay la necesidad de respirar en cada plano, de desalojar, sacar, pero también desabrigar, desnudar, exponer, desposeer… abrir y abrirse.
“Como la situación del hombre moderno es la de la soledad, el aislamiento, consecuencia del vivir según la conciencia, nos figuramos que el sacrificio es una entrada en el orden de la realidad. Pero el hombre que descubrió el ritual de cualquier sacrificio, no necesitaba entrar en la realidad, sino salir; era soledad, libertad, lo que necesitaba ganar. El sentido “práctico” del sacrificio debió ser un dar lugar a una especie de “espacio vital” para el hombre; por medio de un intercambio entregar algo para que se le dejara el resto. (…) la función del sacrificio era múltiple, pero tenía principalmente un fin: suscitar una manifestación. (…) instantes marcados por la aparición de los dioses, cuando al fin, cediendo al sacrificio, se dejaban ver.”
(Maria Zambrano. El hombre y lo divino)
(ENG)
“We have occasionally experienced the absence of words; an experience without repairs, in which everything in continuous. The ultimate dream of an ideal language, a language that says everything simultaneously, begins, perhaps, with the memory of that lacking state of memories.”(John Berger, And our faces, my heart, brief as photos).
“Inversely, things that are nothing are something when they are endured. Even the void, even absence gains a positive character and resembles presence until becoming its promise. In the Greek mind the void of being awoke the idea of the being, the void of things and of the gods.”
(Maria Zambrano. Man and the divine).
Under the generic name Desocupaccions we have gathered many textual pieces that have been totally or partially emptied using holes and covers. Books, notebooks, letters... all have been submitted, always in a performative way, to the action of emptying, without previous design, in search of an experience with the text, unsaying it, vacating it of words, vacating it of itself.
The books were the first; they inaugurated this method of work. In fact, emptying books was the first performative act of the work in progress Kenosi, one of the main parts of our work. Neither disaffection nor emotional ties have been interwoven in the creation of these works; texts written by others allow you to live an emotional distance and can be treated with more care. In books we can find words, phrases, paragraphs..., which, like ruins of archaeological remains, refer to the past; words that survive the emptying and remain frozen in time.
Working with one’s own texts is a lot more personal. Among these we can find personal notebooks, erased with rubbers or covered with various products, submitted to the drift of time to be experienced in a new way. Undo to do, destroy to construct, extract to find. The new notebooks are still personal notebooks, tied affectively to the authors. The warmth of the obtained textures, the way of recreating the pages with materials that are warm, simple and of pictorial manufacture and drawing (paint, rubber, traces of graphite...) take us back to our mother tongue: painting, the origin of their artistic creations. Here we find an intimate connection with the environment, a return to the initial voice.
The letter and personal writings to someone else in certain moments of our biographies constitute the most radical and extreme pieces of desocupaccions. We have literally exterminated the text, the story, the written piece. We have undressed the pages leaving only the space not occupied, space not occupied by them blank, space that structures the holes created and that sustains the windows created when extracting the text. A vital need to undress the texts, to vacate the whole page, free themselves from the words said to live the emptiness and the silence left by the death of the text and the linked affection that sustains the texts.
During the entire series, the action of vacating is a sacrifice. The word is presumed dead, making it disappear. There is the need to breathe on each page, to evict, take away, but to also to unwrap, undress, expose, dispossess... open and open oneself.
“Seeing as the modern man’s situation is that of solitude, isolation, consequence of living according to conscience, we believe that sacrifice is the entrance to the order of reality. But the man that discovered the ritual of any sacrifice didn’t need to enter reality, but leave it; it was solitude, freedom, what he needed to gain. The “practical” sense of sacrifice should be to give a kind of “vital space” to man; by means of an exchange give something to leave the rest. (...) the functions of sacrifice were multiple, but it had one main means: to raise a demonstration. (...) instants marked by the apparition of the gods when in the end, giving in to the sacrifice, they let themselves be seen.”
(Maria Zambrano, Man and the divine).
“We have occasionally experienced the absence of words; an experience without repairs, in which everything in continuous. The ultimate dream of an ideal language, a language that says everything simultaneously, begins, perhaps, with the memory of that lacking state of memories.”(John Berger, And our faces, my heart, brief as photos).
“Inversely, things that are nothing are something when they are endured. Even the void, even absence gains a positive character and resembles presence until becoming its promise. In the Greek mind the void of being awoke the idea of the being, the void of things and of the gods.”
(Maria Zambrano. Man and the divine).
Under the generic name Desocupaccions we have gathered many textual pieces that have been totally or partially emptied using holes and covers. Books, notebooks, letters... all have been submitted, always in a performative way, to the action of emptying, without previous design, in search of an experience with the text, unsaying it, vacating it of words, vacating it of itself.
The books were the first; they inaugurated this method of work. In fact, emptying books was the first performative act of the work in progress Kenosi, one of the main parts of our work. Neither disaffection nor emotional ties have been interwoven in the creation of these works; texts written by others allow you to live an emotional distance and can be treated with more care. In books we can find words, phrases, paragraphs..., which, like ruins of archaeological remains, refer to the past; words that survive the emptying and remain frozen in time.
Working with one’s own texts is a lot more personal. Among these we can find personal notebooks, erased with rubbers or covered with various products, submitted to the drift of time to be experienced in a new way. Undo to do, destroy to construct, extract to find. The new notebooks are still personal notebooks, tied affectively to the authors. The warmth of the obtained textures, the way of recreating the pages with materials that are warm, simple and of pictorial manufacture and drawing (paint, rubber, traces of graphite...) take us back to our mother tongue: painting, the origin of their artistic creations. Here we find an intimate connection with the environment, a return to the initial voice.
The letter and personal writings to someone else in certain moments of our biographies constitute the most radical and extreme pieces of desocupaccions. We have literally exterminated the text, the story, the written piece. We have undressed the pages leaving only the space not occupied, space not occupied by them blank, space that structures the holes created and that sustains the windows created when extracting the text. A vital need to undress the texts, to vacate the whole page, free themselves from the words said to live the emptiness and the silence left by the death of the text and the linked affection that sustains the texts.
During the entire series, the action of vacating is a sacrifice. The word is presumed dead, making it disappear. There is the need to breathe on each page, to evict, take away, but to also to unwrap, undress, expose, dispossess... open and open oneself.
“Seeing as the modern man’s situation is that of solitude, isolation, consequence of living according to conscience, we believe that sacrifice is the entrance to the order of reality. But the man that discovered the ritual of any sacrifice didn’t need to enter reality, but leave it; it was solitude, freedom, what he needed to gain. The “practical” sense of sacrifice should be to give a kind of “vital space” to man; by means of an exchange give something to leave the rest. (...) the functions of sacrifice were multiple, but it had one main means: to raise a demonstration. (...) instants marked by the apparition of the gods when in the end, giving in to the sacrifice, they let themselves be seen.”
(Maria Zambrano, Man and the divine).