ANAHATA 1
2005. Performance art La Bisbal d’Empordà, 3rd September 2005. 2nd festival of Contemporary Art Actes de Fe i Generositat (Acts of Faith and Generosity). Imperceptible: The Earth Sounds. Music by Amancio Prada: Cántico Espiritual (St John of the Cross).2007. Video. 2 synchronous channels. Channel A: listeners in pairs. Channel B: liberation of the heart.
(CAT)
En totes les tradicions espirituals apareix el “lloc del cor” o “el lloc de Déu”. Físicament s’ha localitzat aquest punt en el cos humà a partir dels símptomes físics en l’activitat espiritual: sensació de pes, opressió, calor, sensació de circulació d’aire calent, alliberació... Aquest centre energètic, anomenat en sànscrit “Anahata”, es troba ubicat a la mateixa alçada de l’òrgan físic, però desplaçat a uns 5 centímetres a la dreta des del centre del pit. En la tradició oriental, Anahata és el nom que rep el quart xacra o centre energètic del cos humà; el significat d’aquest mot és: “fer vibrar o sonar una cosa sense tocar-la”.
En aquest punt es concentren les experiències “del cor”, el món de les emocions, la disposició a donar i a rebre, i en aquest punt es concentren també les ferides més difícils de guarir i les experiències més difícils d’integrar. És el lloc de trobada entre la matèria i l’esperit, ho diví i ho humà. La performance Anahata, el lloc del cor proposa un camí per a arribar a aquest lloc mitjançant l’escolta. La primera part de l’acció implica explícitament el públic: amb l’ajut d’estetoscopis i en una determinada posició corporal s’afavoreix una experiència de connexió i trobada amb l’altre en el seu “anahata”. La segona part de la performance, menys participativa, actua sobre els arquetips i els símbols per tal d’actuar en un pla més conceptual en l’audiència.
La performance va contra les concepcions dualistes (cos-ànima, humà-diví, sagrat-profà, immanència-trascendència) que consideren finalment l’home com a “una ànima atrapada en un cos”. Proposa un salt cap a una concepció més holística que integri l’esperit i la matèria en un sol fenomen, que encarni l’esperit. Estableix l’escolta com a camí d’accés a l’alteritat, principi de creació i transformació: esperit que escolta la matèria i matèria que escolta l’esperit. La performance ANAHATA és un acte místic senzill i assequible.
Es proposa aquesta performance com a experiència de trobada interpersonal a nivell sensorial. La producció posterior a l’experiència performativa es mou entre la fotografia i el vídeo. Aquesta performace primera va ser l’embrió d’Anahata 2, del
Projecte Escolta.
El vídeo perfomàtic bicanal Anahata s’ha realitzat amb el material visual de la perfomance que vam portar a terme al festival “La terra sona” a la Bisbal de l’Empordà. La perfomance constava de dos moments diferenciats: En el primer es requeria la participació del públic, per parelles, se’ls convidava a trobar el 4t xacra Anahata. Aquesta part es realitzava en un espai privat i es retransmetia al públic a través d’un videoprojector. En la segona part, a través del ritus, nosaltres anàvem intervenint de forma simbòlica damunt d’un cor real. La música del càntic espiritual “la noche oscura” de Sant Joan de la Creu versionada per Amancio Prada actua de nexe entre les dues parts.
“Pel que fa a tu, tal com t’he dit, asseu-te, recull el teu esperit i introdueix-lo en les narius, ja que aquest és el camí que segueix l’alè per anar fins al cor. Empeny-lo, força’l a baixar fins al cor al mateix temps que l’aire inspirat. Quan hi serà, veuràs quina joia se’n seguirà: ja no podràs lamentar-te de res. Així com l’home que retorna a casa seva després d’una absència no dissimula la seva joia de poder retrobar la dona i els fills, també l’esperit, quan s’uneix a l’ànima, desborda de goig i d’inefables delícies.”
(Nicèfor el Solitari, fragment present a “la Filocàlia”).
“El haber percibido el reiterado
latir del corazón como pulsación del centro de la vida queda como una noticia
inolvidable que aguarda ser revelada: irlo siendo. Y lo que acomete en el
sentir primero de esta pulsación es su extraña vulnerabilidad, el brotar como
en un extraño confín de la nada o con el vacío; con el no ser o con la muerte.
(…) Y así, si se es fiel a este sentir que funda el simple percibir de la
pulsación del corazón como centro de nuestra vida, queda su reiteración como
victoria que se alza, la victoria de nuestra vida, o la de alguna otra en ella
encerrada. Un centro de la vida, con su señorío único, sin palabra alguna.
Contra ello toda razón queda sin razón alguna, mientras la verdad se le acerca
como prometida, que no admite tan pronto ser desposada, que aguarda aún.”
(Maria Zambrano. Claros del bosque)
( Maria Zambrano, Claros del Bosque.)
(ESP)
En todas las tradiciones espirituales aparece el "lugar del corazón" o "el sitio de Dios". Físicamente se ha localizado este punto en el cuerpo humano a partir de los síntomas físicos en la actividad espiritual: sensación de peso, opresión, calor, sensación de circulación de aire caliente, liberación... Este centro energético, denominado en sánscrito "Anahata", se encuentra ubicado a la misma altura del órgano físico, pero desplazado a unos 5 centímetros a la derecha des del centro del pecho. En la tradición oriental, Anahata es el nombre que recibe el cuarto chacra o centro energético del cuerpo humano; el significado de esta palabra es: "hacer vibrar o sonar una cosa sin tocarla".
En este punto se concentran las experiencias "del corazón", el mundo de las emociones, la disposición a dar y a recibir, y en este punto se concentran también las heridas más difíciles de sanar y las experiencias más difíciles de integrar. Es el lugar de encuentro entre la materia y el espíritu, lo divino y lo humano. La performance "Anahata, el lugar del corazón" propone un camino para llegar a este sitio mediante la escucha. La primera parte de la acción implica explícitamente al público: con la ayuda de estetoscopios y en una determinada posición corporal se favorece una experiencia de conexión y encuentro con el otro en su "anahata". La segunda parte de la performance, menos participativa, actúa sobre los arquetipos y los símbolos por tal de actuar en un plano más conceptual en la audiencia.
La performance va contra las concepciones dualistas (cuerpo-alma, humano-divino, sagrado-profano, inmanencia-trascendencia) que consideran finalmente al hombre como a "una alma atrapada en un cuerpo". Propone un salto hacia a una concepción más holística que integre el espíritu y la materia en un solo fenómeno, que encarne el espíritu. Establece la escucha como a camino de acceso a la alteridad, principio de creación y transformación: espíritu que escucha la materia y materia que escucha el espíritu. La performance ANAHATA es un acto de comunicación profunda sencillo y accesible.
Se propone esta performance como experiencia de encuentro interpersonal a nivel sensorial. La producción artística posterior a la experiencia performativa se mueve entre la fotografía y el vídeo. Esta primera performance fue el embrión de Anahata 2, del Projecte Escolta.
El video performático bicana Anahata se ha realizado con el material visual de la performance que llevamos a cabo en el festival “La terra sona” (La tierra suena) en la Bisbal de l’Empordà. La performance constaba de dos momentos diferenciados: en el primero se requería la participación del público, por parejas, se les invitaba a encontrar el cuarto chakra Anahata. Esta parte se realizaba en un espacio privado y se retransmitía al público a través de un videoproyector. En la segunda parte, a través del rito, intervenimos de manera simbólica sobre un corazón real. La música del canto espiritual “la noche oscura” de San Juan de la Cruz versionada por Amancio Prada actúa como nexo entre las dos partes.
“Por tu parte, como te digo, siéntate, recoge tu espíritu e introdúcele -me refiero a tu espíritu- en tus narices; es el camino que toma el soplo para ir al corazón. Empújalo, fuérzalo a descender en tu corazón al mismo tiempo que el aire inspirado. Cuando esté allí, verás la alegría que seguirá: no tendrás que lamentar nada. Del mismo modo que el hombre que vuelve a su casa después de una ausencia no puede contener la alegría de reencontrar a su mujer y sus hijos, así el espíritu, cuando se ha unido al alma, desborda con una alegría y una delicia inefables.”
(Nicéforo el Solitario, fragmento de “la Filocalia”)
“El haber percibido el reiterado latir del corazón como pulsación del centro de la vida queda como una noticia inolvidable que aguarda ser revelada: irlo siendo. Y lo que acomete en el sentir primero de esta pulsación es su extraña vulnerabilidad, el brotar como en un extraño confín de la nada o con el vacío; con el no ser o con la muerte. (…) Y así, si se es fiel a este sentir que funda el simple percibir de la pulsación del corazón como centro de nuestra vida, queda su reiteración como victoria que se alza, la victoria de nuestra vida, o la de alguna otra en ella encerrada. Un centro de la vida, con su señorío único, sin palabra alguna. Contra ello toda razón queda sin razón alguna, mientras la verdad se le acerca como prometida, que no admite tan pronto ser desposada, que aguarda aún.
(Maria Zambrano. Claros del bosque)
En todas las tradiciones espirituales aparece el "lugar del corazón" o "el sitio de Dios". Físicamente se ha localizado este punto en el cuerpo humano a partir de los síntomas físicos en la actividad espiritual: sensación de peso, opresión, calor, sensación de circulación de aire caliente, liberación... Este centro energético, denominado en sánscrito "Anahata", se encuentra ubicado a la misma altura del órgano físico, pero desplazado a unos 5 centímetros a la derecha des del centro del pecho. En la tradición oriental, Anahata es el nombre que recibe el cuarto chacra o centro energético del cuerpo humano; el significado de esta palabra es: "hacer vibrar o sonar una cosa sin tocarla".
En este punto se concentran las experiencias "del corazón", el mundo de las emociones, la disposición a dar y a recibir, y en este punto se concentran también las heridas más difíciles de sanar y las experiencias más difíciles de integrar. Es el lugar de encuentro entre la materia y el espíritu, lo divino y lo humano. La performance "Anahata, el lugar del corazón" propone un camino para llegar a este sitio mediante la escucha. La primera parte de la acción implica explícitamente al público: con la ayuda de estetoscopios y en una determinada posición corporal se favorece una experiencia de conexión y encuentro con el otro en su "anahata". La segunda parte de la performance, menos participativa, actúa sobre los arquetipos y los símbolos por tal de actuar en un plano más conceptual en la audiencia.
La performance va contra las concepciones dualistas (cuerpo-alma, humano-divino, sagrado-profano, inmanencia-trascendencia) que consideran finalmente al hombre como a "una alma atrapada en un cuerpo". Propone un salto hacia a una concepción más holística que integre el espíritu y la materia en un solo fenómeno, que encarne el espíritu. Establece la escucha como a camino de acceso a la alteridad, principio de creación y transformación: espíritu que escucha la materia y materia que escucha el espíritu. La performance ANAHATA es un acto de comunicación profunda sencillo y accesible.
Se propone esta performance como experiencia de encuentro interpersonal a nivel sensorial. La producción artística posterior a la experiencia performativa se mueve entre la fotografía y el vídeo. Esta primera performance fue el embrión de Anahata 2, del Projecte Escolta.
El video performático bicana Anahata se ha realizado con el material visual de la performance que llevamos a cabo en el festival “La terra sona” (La tierra suena) en la Bisbal de l’Empordà. La performance constaba de dos momentos diferenciados: en el primero se requería la participación del público, por parejas, se les invitaba a encontrar el cuarto chakra Anahata. Esta parte se realizaba en un espacio privado y se retransmitía al público a través de un videoproyector. En la segunda parte, a través del rito, intervenimos de manera simbólica sobre un corazón real. La música del canto espiritual “la noche oscura” de San Juan de la Cruz versionada por Amancio Prada actúa como nexo entre las dos partes.
“Por tu parte, como te digo, siéntate, recoge tu espíritu e introdúcele -me refiero a tu espíritu- en tus narices; es el camino que toma el soplo para ir al corazón. Empújalo, fuérzalo a descender en tu corazón al mismo tiempo que el aire inspirado. Cuando esté allí, verás la alegría que seguirá: no tendrás que lamentar nada. Del mismo modo que el hombre que vuelve a su casa después de una ausencia no puede contener la alegría de reencontrar a su mujer y sus hijos, así el espíritu, cuando se ha unido al alma, desborda con una alegría y una delicia inefables.”
(Nicéforo el Solitario, fragmento de “la Filocalia”)
“El haber percibido el reiterado latir del corazón como pulsación del centro de la vida queda como una noticia inolvidable que aguarda ser revelada: irlo siendo. Y lo que acomete en el sentir primero de esta pulsación es su extraña vulnerabilidad, el brotar como en un extraño confín de la nada o con el vacío; con el no ser o con la muerte. (…) Y así, si se es fiel a este sentir que funda el simple percibir de la pulsación del corazón como centro de nuestra vida, queda su reiteración como victoria que se alza, la victoria de nuestra vida, o la de alguna otra en ella encerrada. Un centro de la vida, con su señorío único, sin palabra alguna. Contra ello toda razón queda sin razón alguna, mientras la verdad se le acerca como prometida, que no admite tan pronto ser desposada, que aguarda aún.
(Maria Zambrano. Claros del bosque)
(ENG)
In all spiritual traditions the “place of the heart” or “the place of God” appears. Physically this point has been localized in the human body from physical symptoms during spiritual activity: sensation of weight, oppression, heat, sensation of hot air circulating, liberation... This energetic centre, in Sanskrit named “Anahata”, is found at the same height as the physical organ, but 5 centimetres to the right from the centre of the chest. In oriental tradition, Anahata is the name given to the fourth chakra or energetic centre of the human body; the meaning of this word is: “make something sound or vibrate without touching it”.
Concentrated in this point are the experiences “of the heart”, the world of the emotions, the disposition to give and receive, and also the wounds that are the hardest to heal and the experiences that are the hardest to integrate. It is the meeting place between the material and the spiritual, the divine and the human. The performance “Anahata, the place of the heart” proposes a path to reach this place through listening. The first part of the action explicitly implies the audience: with the help of stethoscopes and a determined corporal position, the participants experience a connexion and a meeting with each other in their “anahata”. The second part of the performance, less participative, acts on archetypes and symbols to act on a more conceptual plane in the audience.
The performance goes against dualist conceptions (body-soul, human-divine, sacred-profane, immanence-transcendence) that ultimately consider man as a “soul trapped in a body”. It proposes a jump toward a more holistic conception that integrates the spirit and the material in one phenomenon, which incarnates the spirit. It establishes the act of listening as a path of access to otherness, beginning of creation and transformation: the spirit that listens to the material and the material that listens to the spirit. The performance ANAHATA is an act of profoundly simple and accessible communication.
This performance is proposed as an experience of interpersonal meeting at a sensorial level. The posterior artistic production of this experience moves between photography and video. This first performance was in the embryo of Anahata 2 of the Projecte Escolta.
The bi-channel performance video Anahata was created with the performance that we realized for during the festival “the earth sounds” at the Bisbal de l’Empordà. The performance consists in different moments: the first required public participation, in pairs, that were invited to find the 4th chakra Anahata. This part took place in a private space and was transmitted to the audience through a video projector. In the second part we intervened symbolically on a real heart. The “spiritual canticle” by Saint John of the Cross versioned by Amancio Prada acts as a nexus between the two parts.
“Seat yourself, then, concentrate your intellect, and lead it into the respiratory passage through which your breath passes into your heart. Put pressure on your intellect and compel it to descend with your inhaled breath into your heart. Once it has entered there, what follows will be neither dismal nor glum. Just as a man, after being far away from home, on his return is overjoyed at being with his wife and children again, so the intellect, once it is united with the soul, is filled with indescribable delight.”
(Nikephoros the monk, fragment from the “Philokalia”)
“Having perceived the repeated beating of the heart as a pulsation of the center of life remains as news unforgettable that awaits to be revealed: to go being. And what rushes into the first feel of this pulsation is its strange vulnerability, the welling up like in a strange corner of nothingness or with the void; with non-being or with death. (...) And so, if one is faithful to this feeling that founds the simple perception of pulsation of the heart as the center of our life, its reiteration remains as victory rising, the victory of our life, or someone else's in it
locked. A center of life, with its unique lordship, without a word.
Against it all reason remains without reason, while the truth approaches him
as a fiancée, who does not admit so soon to be married, who is still waiting.
(Maria Zambrano. Claros del bosque)
In all spiritual traditions the “place of the heart” or “the place of God” appears. Physically this point has been localized in the human body from physical symptoms during spiritual activity: sensation of weight, oppression, heat, sensation of hot air circulating, liberation... This energetic centre, in Sanskrit named “Anahata”, is found at the same height as the physical organ, but 5 centimetres to the right from the centre of the chest. In oriental tradition, Anahata is the name given to the fourth chakra or energetic centre of the human body; the meaning of this word is: “make something sound or vibrate without touching it”.
Concentrated in this point are the experiences “of the heart”, the world of the emotions, the disposition to give and receive, and also the wounds that are the hardest to heal and the experiences that are the hardest to integrate. It is the meeting place between the material and the spiritual, the divine and the human. The performance “Anahata, the place of the heart” proposes a path to reach this place through listening. The first part of the action explicitly implies the audience: with the help of stethoscopes and a determined corporal position, the participants experience a connexion and a meeting with each other in their “anahata”. The second part of the performance, less participative, acts on archetypes and symbols to act on a more conceptual plane in the audience.
The performance goes against dualist conceptions (body-soul, human-divine, sacred-profane, immanence-transcendence) that ultimately consider man as a “soul trapped in a body”. It proposes a jump toward a more holistic conception that integrates the spirit and the material in one phenomenon, which incarnates the spirit. It establishes the act of listening as a path of access to otherness, beginning of creation and transformation: the spirit that listens to the material and the material that listens to the spirit. The performance ANAHATA is an act of profoundly simple and accessible communication.
This performance is proposed as an experience of interpersonal meeting at a sensorial level. The posterior artistic production of this experience moves between photography and video. This first performance was in the embryo of Anahata 2 of the Projecte Escolta.
The bi-channel performance video Anahata was created with the performance that we realized for during the festival “the earth sounds” at the Bisbal de l’Empordà. The performance consists in different moments: the first required public participation, in pairs, that were invited to find the 4th chakra Anahata. This part took place in a private space and was transmitted to the audience through a video projector. In the second part we intervened symbolically on a real heart. The “spiritual canticle” by Saint John of the Cross versioned by Amancio Prada acts as a nexus between the two parts.
“Seat yourself, then, concentrate your intellect, and lead it into the respiratory passage through which your breath passes into your heart. Put pressure on your intellect and compel it to descend with your inhaled breath into your heart. Once it has entered there, what follows will be neither dismal nor glum. Just as a man, after being far away from home, on his return is overjoyed at being with his wife and children again, so the intellect, once it is united with the soul, is filled with indescribable delight.”
(Nikephoros the monk, fragment from the “Philokalia”)
“Having perceived the repeated beating of the heart as a pulsation of the center of life remains as news unforgettable that awaits to be revealed: to go being. And what rushes into the first feel of this pulsation is its strange vulnerability, the welling up like in a strange corner of nothingness or with the void; with non-being or with death. (...) And so, if one is faithful to this feeling that founds the simple perception of pulsation of the heart as the center of our life, its reiteration remains as victory rising, the victory of our life, or someone else's in it
locked. A center of life, with its unique lordship, without a word.
Against it all reason remains without reason, while the truth approaches him
as a fiancée, who does not admit so soon to be married, who is still waiting.
(Maria Zambrano. Claros del bosque)